CEOE
TEXTO ACUERDO SOCIAL ECONOMICO 2011
ACUERDO SOCIAL Y ECONÓMICO
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I. Introducción.
Parte 1ª
II. Pensiones (Acuerdo para la Reforma y Fortalecimiento del Sistema Público de Pensiones)
III. Acuerdo sobre Políticas Activas de Empleo y otras materias de índole laboral.
IV. Acuerdo sobre Política Industrial, Política Energética y Política de Innovación
Parte 2ª
V. Compromiso bipartito entre el Gobierno y las Organizaciones Sindicales para el tratamiento de cuestiones relativas a la Función Pública.
Parte 3ª
VI. Acuerdo bipartito entre las Organizaciones Sindicales y Empresariales sobre criterios básicos para la reforma de la negociación colectiva.
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I. INTRODUCCION
El Diálogo Social ha sido desde la transición a la democracia uno de los elementos que han contribuido a configurar de manera decisiva la regulación de nuestro sistema social y laboral. Forma parte esencial, por tanto, de la historia de nuestras relaciones laborales democráticas y ha sido fundamental en el proceso de consolidación y desarrollo de nuestro Estado social y democrático de Derecho. Sigue leyendo
LIQUIDADORES DE EMPRESAS
El juzgado de lo Mercantil número 12 de Madrid ha decidido quitar la gestión de Viajes Marsans y sus filiales Tiempo Libre, Viajes Crisol y Rural Tours Viajes al nuevo dueño, Ángel de Cabo a quien el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán y su socio Gonzalo Pascual, cedieron sus empresas.
Ángel de Cabo fue calificado en algún periódico como un “liquidador de empresas”, un especialista en hacerse cargo de empresas en dificultades para proceder a su liquidación. La trascendencia y la importancia de las empresas afectadas ha impedido que este liquidador pudiera llevar adelante su objetivo, que no era otro que hacer desaparecer las sociedades citadas, borrando cualquier rastro que permitiera exigir responsabilidades patrimoniales al presidente de la CEOE y su socio.
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Los “liquidadores de empresas” son unos personajes muy peculiares que figuran como administradores de numerosas empresas, la mayoría sin actividad, y que no tienen a su nombre ni propiedades inmobiliarias, ni vehículos, ni ningún otro bien con el que garantizar la responsabilidad económica de su gestión. Estos señores son contratados por empresarios importantes, o grupos empresariales, cuando pretenden deshacerse de alguna de sus empresas, sin que la Seguridad Social, Hacienda, acreedores o trabajadores puedan presentar reclamaciones a los auténticos propietarios.
Se trata pues de hombres de paja, que suelen presentarse en un primer momento como los salvadores y aseguran ser capaces de reflotar esas empresas en dificultades. Como norma general, después de intentar ganarse la confianza de los trabajadores y solicitar su total colaboración, dejan pasar unos meses, por lo general no más de un año, mientras tratan de averiguar cuáles son los activos de la empresa. Un buen día (más bien por la noche) vacían lo poco que pueda quedar en las cuentas, venden la maquinaria y el material de oficina, y desaparecen.
Estas estratagemas para eludir cualquier responsabilidad ante los trabajadores son muy parecidas a las que el Banco Santander realiza cuando externaliza departamentos completos y obliga, con amenaza de despido, a todos los empleados a aceptar el cambio de empresa. No hay razones organizativas que justifiquen estas medidas. La única razón es que queden fuera del convenio de banca privada y, en caso necesario, esos trabajadores puedan ser despedidos sin que puedan reclamar nada al BS.
El que el señor Díaz Ferrán haya caído en desgracia ante sus propios compinches, que le han retirado cualquier apoyo, ha permitido bloquear su estrategia. Pero a las grandes empresas, las realmente poderosas, se les permite actuar con total impunidad. Sin que los juzgados de lo Social, la Inspección de Trabajo, o los sindicatos mayoritarios, se atrevan a plantarle cara.
13 de octubre de 2010.
CRONICA DE UNA HUELGA ANUNCIADA/1
Las medidas anunciadas o puestas en marcha por el Gobierno han tenido una gran repercusión en las radios, televisiones y periódicos, pero no se han traducido en protestas concretas de los propios afectados.
Las primeras medidas como la subida del IVA, la paralización de las obras públicas, el recorte de las pensiones y del sueldo de los funcionarios fueron las medidas más urgentes tomadas, que se justificaron para resolver un problema grave de liquidez, que amenazaba con llevar a la bancarrota a ayuntamientos, autonomías y gobierno central, con el riesgo de que repitiéramos en España el caso de Grecia.
Las citadas medidas aunque indeseables fueron percibidas por la mayoría de los afectados como inevitables y entendidas como provisionales y fácilmente reparables en cuanto la situación económica internacional mejorase. Siempre se podría continuar parte de la obra pública con financiación privada, compensar a pensionistas y jubilados con una paga en vísperas de las elecciones, y enjugar la presión del IVA con alguna reducción del IRPF. En fin soportar el chaparrón lo mejor posible y esperar a que escampe.
Sólo así se entiende que los pensionistas no salieran a manifestarse o que los funcionarios no secundaran mayoritariamente la huelga convocada en su ámbito el pasado día 8 de junio. El nuevo IVA empezó a aplicarse sin las catastróficas repercusiones que algunos adivinaban y los recortes en obras públicas, las grandes generadoras de empleo, empiezan a ser renegociados.
Pero lo que de verdad está en juego es el intento, no sólo en España, sino en todos los países del primer mundo por suprimir el llamado estado del bienestar (negociación colectiva, legislación social, pensiones, vacaciones, jornada máxima, sanidad y educación). Se trata de igualar las condiciones de trabajo y de vida de los ciudadanos del primer mundo con los de los países emergentes y de los del tercer mundo, pero por abajo. La globalización de la miseria.
El gobierno se limita a seguir al dictado las instrucciones-recomendaciones que le llegan de Bruselas y de Washington, sin más independencia que la de un niño pequeño al que sus papás le dicen que se vaya a la cama. Actúa cobardemente porque puestos a aplicar recortes deberían haberlos hecho de los gastos de la Casa Real, de las subvenciones a la Iglesia Católica, retirando los soldados de TODAS las misiones en el extranjero, dejando de primar a empresas privadas que compiten con las públicas en la enseñanza y en la sanidad, actuando en el control del precio de los alimentos y de la vivienda, dejando de subcontratar servicios esenciales que así se encarecen, suprimiendo las subvenciones a sindicatos, partidos políticos y organizaciones empresariales, y aumentando la presión fiscal sobre las grandes fortunas, suprimiendo los privilegios de las sociedades de inversión colectiva, persiguiendo la evasión de capitales y los paraísos fiscales. Unas pocas medidas, que afectarían a muy pocos y evitarían el perjuicio de muchos.
Al tiempo, la oposición política de derechas clama por la adopción de medidas con más enjundia pero teniendo buen cuidado de no proponer ninguna concreta. No vaya a ser que pierdan votos. Vociferando que “éste gobierno no hace nada”, ocultan sus propias cartas y esperan a gobernar para quitarse la máscara. En algunas comunidades que gobiernan ya se ha podido ver el calado de sus alternativas: recortes en la enseñanza pública, privatización y abandono de la sanidad, privatización de suelo público, especulación, expropiación forzosa de viviendas humildes, recortes de servicios como recogida de basuras y atención social…
También al tiempo, éstos sin ninguna vergüenza, los empresarios exigen al gobierno que recorte las pensiones, que suprima o reduzca la indemnización por despido y la cotización patronal a la seguridad social. La mala situación del presidente de la patronal CEOE implicado en todo tipo de quiebras e impagos, además de no contar con el apoyo de la Banca y de las grandes constructoras que prefieren apoyar a un gobierno que les respalda con un fondo de 90.000 millones de euros, les restan cualquier tipo de influencia y los convierten en unos mudos espectadores mas.
El sindicalismo oficial tampoco ha sido capaz de dar alternativas para quienes sólo tenemos nuestro trabajo como forma de vida. Atenazados por su dependencia financiera del estado y de las grandes empresas casi ni se atreven a levantar la voz. Nos llaman a la huelga mientras se justifican y piden perdón “es una gran putada” ante quienes les gobiernan y deciden todos los años las subvenciones que les mantienen. Su falta de independencia llega a ser tan escandalosa como perjudicial para los trabajadores que pretenden representar.
Esta huelga se convoca tarde, hace ya varios meses que se tenía que haber hecho. Un único día no es suficiente para presionar e impedir los recortes que están en marcha y los que se atisban. No hay un plan para el día después. No han planteado alternativas para gestionar la economía desde otro punto de vista, desde el reparto y la igualdad. En fin una huelga simbólica, vacía de contenido. Un gran carnaval.
Por supuesto que hace falta una huelga general. Por una vivienda al alcance de todos, para poner fin a la especulación inmobiliaria, para reducir nuestra dependencia energética y el déficit de la balanza de pagos que ocasiona, para que los capitales se pongan al servicio de actividades productivas y no especulativas, interviniendo la banca y cajas de ahorro si fuese necesario.
La huelga será un éxito. Aunque los trabajadores de los call-center de Marruecos y Santo Domingo no la secunden, aunque los inmigrantes sin papeles no la secunden, aunque los autónomos no la secunden, aunque los contratados temporales no la secunden, aunque los parados ni siquiera la puedan hacer. La huelga será un éxito.
Si tú todavía puedes hacerla súmate. Podrás contarles a tus nietos que participaste en una huelga general. Y les dirás que era cuando todos los trabajadores se ponían de acuerdo y se negaban a trabajar.
SALUD Y SUERTE.