EMPRESAS TOXICAS

No al cambio climático laboral 

Según estudios realizados por diversas consultoras y universidades, así han dado en llamar a las empresas que premian “inconscientemente” la adicción al trabajo de sus empleados, despreocupándose de si dicha actividad va en contra de su deterioro físico y psíquico. Creen equivocadamente que el rendimiento excesivo de sus plantillas puede durar eternamente. Todo esto genera verdaderos adictos al trabajo, es un circulo en el que aparece este riesgo psicosocial según los expertos, que es de una gravedad tal que puede dar lugar a distintas patologías en las que el individuo a medida que va pasando el tiempo se va instalando en una dinámica de perdida de percepción de la realidad, que se retroalimenta, a través de su inconsciente adicción al trabajo. Ahí aparecen en segundo plano familia, amigos, deporte, aficiones lúdicas, etc… de esta forma anulan todo lo que sienten para que no les estorbe en su camino hacia el éxito. Ataques al corazón, y depresión son algunos de los callejones a los que se arriesgan sin saberlo estos individuos. Anteriormente a esto, por supuesto han pasado por situaciones de estrés, fatiga y ansiedad crónicas. Bajas largas en definitiva porque el estado general no es bueno, debido en parte a esa desconcertante sensación y baja autoestima. El motor que les mueve a trabajar basado en el temor a que sus proyectos fracasen, y de no valer nada para los demás, les obliga a ser cada dia más “competitivos”. El equilibrio entre actividad profesional y personal es difícil, debido a la larga historia que soportamos la gran mayoría de la sociedad en la que se ha sobre valorado el papel del trabajo en la vida de las personas. Queremos tenerlo todo para los nuestros, cuando lo más importante se lo negamos: nuestra propia persona, nuestra compañía y nuestro cariño. HAY VIDA MÁS ALLA DEL TRABAJO. Solo en Japón se trabaja una hora mas de media que en España (fuente OCDE) y allí acuñaron en los años 80 el termino Karoshi que significa “morir por sobreesfuerzo en el trabajo” precedido por un prolongado periodo de estrés y tensión, los ataques repentinos al corazón se produjeron en las mismas oficinas donde los empleados se estaban dejando la piel. Las jornadas excesivamente largas, esta mas que demostrado, que no están relacionadas directamente con la mejora de la productividad, muchas veces desencadenan todo lo contrario. Algunas multinacionales cuentan con políticas de luces apagadas, que obligan a los trabajadores a salir de la oficina a  una hora determinada. Esperemos que esta política se instaure en esta empresa, nos atengamos a términos saludables y legales. Hacemos un llamamiento a los que firman los convenios, para que no homologuen lo irracional en este próximo convenio y establezcan mecanismos y condiciones para que nos podamos defender de esta política imperante.       SALUD.                                                                                                                   Enero 2007. 

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